ESAS TONTAS CANCIONES DE AMOR
¿Por qué será que nos da tanta vergüenza reconocer que somos
románticos, que nos gusta ver diez veces la misma película, escuchar esas
tontas canciones de amor o leer poemas y novelas con finales felices?
Pero aun así ante la insensibilidad de los tiempos modernos,
la gente continua comprando novelas sobre héroes rescatando doncellas
o antologías de poemas apasionados;
escuchando boleros de cantantes melosos;
llorando siempre en la misma escena de Casablanca, en la que Ingrid Bergman con cautela le dice a Humphrey Bogart
-“El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos”-
Algunos no pueden creer que
no este escondido algún mensaje subliminal en esas preferencias (léase
compensar lo que nos falta con algo utópico), o entender el simple hecho de que tan solo nos gusta.
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