jueves, 17 de abril de 2014

El Castillo de "El Principito"

Castillo San Carlos
En el año 1886, llega a la Villa de la Concordia, un noble Francés , acompañado por una bella actriz, el Conde Eduardo De Machy, hijo del banquero Carlos De Machy. Luego de montar la fábrica de conservas y por una incidencia que se planteo con las autoridades con respecto a los desperdicios de su fábrica, el Conde busca un paraje al que llamó SanCarlos, donde en el año 1888 hizo construir el Palacio que le serviría de alojamiento, empleando materiales de la región. Al mismo tiempo levantaba su nueva fábrica de conservas, como así también una de hielo (la primera en la Argentina). Poseía un taller de herrería artística, donde se crearon decoraciones de hierro y enrejado de estilo gótico que aún se pueden apreciar en el palacio.
La construcción de ésta casona de campo era de estilo señorial. Las iniciales de su propietario y la fecha de construcción se leen en el portón de acceso al patio posterior. Cuenta con dos plantas y un subsuelo, siendo la parte superior la que ocupara la familia como vivienda y la inferior sobre la derecha estaba destinada a las habitaciones de servicio. Sobre la izquierda está ubicada la biblioteca y la sala de conferencia. El ingreso posterior presenta un puente, y debajo del mismo se hallaban las caballerizas y el taller de herrería artística. En el subsuelo está la caldera, y en el mismo lugar se observa la entrada a los túneles de salida de emergencia hacia la costa del Río Uruguay.  En 1891, desaparece el Conde De Machy con su dama. Nunca más se supo de él. Los señores R. Coulón y Cía. se hacen cargo de la existencia de San Carlos hasta que en 1893 deciden regresar a Francia. En 1916 contrabandistas sustrajeron todas las máquinas del lugar. En 1926,los Fuchs Valon, una apreciada familia de Concordia, alquilaría la propiedad a la Municipalidad . 
Los Fuchs eran una familia muy particular, integrada por el matrimonio y tres hijos: un varón y dos niñas que eran amantes de todo tipo de animales animales. En la casa no solo tenían ganado y animales domésticos, sino también: un zorro del monte, un mono, abejas, mangostas, una iguana, y serpientes, los que fueron domesticados para poder convivir en libertad entre ellos.
Mario, el hijo mayor, se dedicaba a estudiar y acompañar a su padre en los trabajos del campo. Las dos niñas por el contrario, disfrutaban de esta vida en contacto con la naturaleza. Edda tenía en ese momento 9 años y Susanne 14, ambas amantes de las cabalgatas, salían diariamente a recorrer la zona. Un día, haciendo su recorrido habitual, ven una avioneta que aterrizó en un campo lindero a la casa, y con mucha curiosidad se acercan al lugar para investigar quien era este intrépido aviador que se animó a descender en estas cercanías.
Allí observaron que la rueda del avión se hundió en una cueva de vizcacha. Al llegar hasta el avión vieron la torpeza del piloto y dijeron entre ellas una grosería, pero en francés,la cual fue entendida por el hombre.Este aviador era  Antonie de Saint Exupery,fue contratado por la Aeroposta francesa para trabajar en la Argentina, delinear rutas aéreas y desarrollar el transporte aeropostal. La empresa lo destino a realizar un vuelo de reconocimiento para delinear la ruta entre Buenos Aires y Asunción del Paraguay; cuando pasó por las tierras de San Carlos, vio un campo llano y decidió aterrizar para descansar .

Después de su aterrizaje accidentado se encuentra con las dos niñas, maravillado de poder escuchar su lengua natal, de esta forma se vincula con la familia Fuchs y acepta quedarse en el castillo de San Carlos, hasta que le arreglaran su avioneta.
Saint Exupery era un hombre alto, robusto y con movimientos torpes. Medía casi dos metros de altura y apenas podía entrar en los aviones. Enamorado del cielo y el desierto, cuando no volaba, escribía. 

En este viaje fue atrapado por las historias y juegos de las dos princesitas que le enseñaron a valorar el valor de las pequeñas cosas . El contacto con esa casona y esta familia, le dan la posibilidad de percibir la magia que envolvía el lugar, y es lo que cautivó completamente a Saint Exupery.

En 1932, ya en Francia, Saint Exupery escribió una nota periodística en una revista de París con un título sugerente: “Las princesitas argentinas”. Resulta inevitable asociar su experiencia entrerriana con la fábula infantil que lo haría famoso en el planeta. Un esbozo de “El Principito” con esas dos chicas que eran muy especiales, sobre todo con la impresión que le causó Edda. También refleja exactamente lo vivido en esta experiencia, en el capitulo “Oasis” del libro Tierra de Hombres, donde dice: “Había aterrizado en un campo y no sabía que iba a vivir un cuento de hadas;  fue en un campo, cerca de Concordia en la Argentina”escribirá años después. El piloto volvería varias veces a ese lugar, al encuentro de sus amigos que “vivían en un castillo de leyenda, una casa donde se aspiraba como incienso ese olor de vieja biblioteca que vale por todos los perfumes del mundo”.
La familia Fuchs permaneció en el castillo hasta cumplir el contrato con la Municipalidad, en el año 1935 se fueron a una estancia que adquirieron y se trasladaron con todos sus animales. Nunca más supieron de su amigo pero siempre lo recordaron.En septiembre de 1938 el castillo fue incendiado y se convirtió en lo que es hoy Las Ruinas del Castillo de San Carlos.

En la actualidad, este lugar encantado fue recuperado,pero no restaurado en su totalidad, para que el visitante pueda percibir la esencia de la edificación sin la manipulación subjetiva de los profesionales. Aun así no perdió su belleza que nos permite evocar aquellos tiempos de esplendor cuando un extranjero fue hechizado por dos traviesos ángeles.  

Fuente: www.parquesancarlos.gob.ar/ www.concordia.tur.ar

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