El mate es desde ahora infusión nacional-Telam La Cámara de Senadores aprobó y convirtió en ley un proyecto que define al mate como infusión nacional, así como la promoción de esa bebida y de sus tradiciones.
La norma también dispone "que en eventos y actividades culturales, sociales o deportivas de carácter oficial, debe preverse la presencia de la expresión y logotipo de "Mate Infusión Nacional", y la promoción de dicha bebida y sus tradiciones".
El texto define al mate como "la infusión preparada en base al alimento de yerba mate, que colocada en un recipiente y mojada con agua caliente, es bebida mediante una bombilla".
La senadora por Misiones Sandra Giménez sostuvo que el proyecto "es una gran herramienta de promoción".
"Esto significa otra herramienta de progreso, de difusión y de fortalecimiento de nuestras economías regionales", manifestó Giménez.
LEYENDA DE LA YERBA MATE
Cuenta una vieja leyenda guaraní que Yasí, la diosa luna, hace muchísimo
tiempo quiso conocer la tierra y ver con sus propios ojos todas las maravillas
que apenas podía ver entre la espesura de la selva, allá abajo. Un día con su
amiga, Araí, la diosa nube, bajaron a la tierra en la forma de dos jóvenes
hermosas. Cansadas de recorrer todo y maravillarse, buscaron un lugar donde
descansar. Vieron una cabaña entre los árboles. Cuando se dirigían hacia ella
para pedir donde dormir, descubren, agazapado, un yaguareté acechándolas en una
roca cercana. Súbitamente, salta sobre ellas con las zarpas listas. Al momento,
se oye un silbido. El yaguareté cae atravesado por una flecha, herido de muerte.
El salvador era un cazador que al ver a las jovencitas indefensas, se compadece
y también les ofrece la hospitalidad de su casa. Las muchachas aceptan y lo
siguen, hasta la cabaña que habían visto antes. Al entrar el hombre les presenta
a su esposa y a su joven hija, la que, sin pensarlo dos veces, les ofrece, una
rica tortita de maíz, su único y último alimento. Cuando las mujeres se van a
buscar el mejor sitio para las visitas, el cazador les cuenta que decidieron
vivir solos en el monte, alejados de su tribu, para salvar y conservar las
virtudes, regalo de Tupá, que tenía su bonita y bondadosa hija, un tesoro para
ellos. Pasan la noche y a la mañana siguiente, Yasí y Araí agradecen
sinceramente a la familia su hospitalidad y se alejan.
Una vez en el cielo, Yasí, no pudo olvidar su aventura en la tierra. Cada
noche que ve al cazador y a su familia, recuerda su valentía y generosidad.
Sabiendo de su sacrificio filial, decide premiar a su salvador con un valioso
regalo para él, y para el tesoro que tanto cuidaban: la hija. Cierta noche,
Yasí recorre los alrededores sembrando unas semillas mágicas. A la mañana, ya
han nacido y crecido unos árboles de hojas color verde oscuro con pequeñas
flores blancas. El hombre y su familia, al levantarse, contemplan asombrados
estas plantas desconocidas que aparecieron durante la noche. De repente, un
punto brillante del cielo desciende hacia ellos con suavidad. Reconocen a la
doncella que durmió en su casa.
—Soy Yasí, la diosa Luna —les dice—. He venido a traerles un presente como
recompensa de vuestra generosidad. Esta planta, que llamarán “caá”, nunca
permitirá que se sientan solos y será para todos los hombres, un especial
símbolo de amistad. También he determinado que sea vuestra hija la dueña de la
planta, por lo que, a partir de ahora, ella vivirá por siempre y nunca perderá
su bondad, inocencia y belleza-. Después de mostrarles la manera correcta de
secar las hojas, Yasí prepara el primer mate y se los ofrece. Luego, regresa
satisfecha a su puesto en el cielo.
Pasan muchos años y luego de la muerte de sus padres, la hija se convierte en
la deidad cuidadora de la yerba mate, la Caá Yarí, esa hermosa joven que pasea
entre las plantas, susurrándoles y velando su crecimiento. A ella, también
confían su alma los trabajadores de los yerbales…
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